Estamos empezando a olvidar lo que es un mundo sin pantallas. Vivimos enganchados a las pantallas, más las provocadas por la pandemia desde el encierro y, los niños y jóvenes, no saben vivir de otra manera. En «Faktoria « de Euskadi Irratia hemos charlado sobre infancia, educación y dependencia de las pantallas con Mikel Cerezo, educador social de la asociación Orainprebentzioa, y Eneko Tejada, doctor de la facultad de Educación de la UPV.
Tejada explica que hay posibilidades objetivas de que las TIC se utilicen en el proceso educativo, pero que lo digital no debería sustituir a lo analógico, sino «complementarse». Destaca que el proceso de digitalización ha tenido fallos: «El profesorado no se ha formado correctamente, se ha producido un tsunami digital que, al dar marcha atrás, podría venir la ola tecnófoba».
Cerezo, que trabaja para fomentar el uso responsable de las TIC en los centros educativos, explica que el uso desproporcionado de las pantallas ha influido en el sistema cognitivo del alumnado: «Ha afectado claramente a la capacidad de concentración y a la memoria». Cree que luchar por un uso sano es difícil porque «todos somos dependientes y el mundo está cambiando a toda velocidad», y porque los padres «son un David sin piedras contra Goliat». Tejada se muestra más optimista: «La ola se puede surfear y los padres tienen a su disposición herramientas interesantes».